Pekín es una ciudad enorme, por lo que moverse entre sus diferentes zonas es relativamente complicado. No obstante, las redes de transporte público -metro y autobús- funcionan bastante bien y, para los casos en los que no hay buena combinación, los taxis son fiables y baratos. El metro de Pekín y los taxis son, posiblemente, las dos opciones más rápidas y cómodas para moverse por la ciudad.
Metro
El metro de Pekín ha visto crecer su número de líneas en los últimos años y sigue en proceso de ampliación, pero se puede decir ya que conecta la gran mayoría de lugares de interés de la ciudad. Las instalaciones están limpias, el billete es muy barato, la rotulación está en inglés y los trenes son bastante modernos, por lo que el viaje es bastante cómodo.
Como inconvenientes: las aglomeraciones de personas que se producen en algunos momentos del día, pero que no dejan de ser similares a las de otras grandes ciudades del mundo, y el hecho de que en el centro de la ciudad a veces sea necesario recorrer bastantes cientos de metros para encontrar una estación. La distancia entre estaciones es grande, por lo que lo que en el plano parece vecino, a pie está bastante alejado.
Como complemento al metro, existe una línea Express de acceso al aeropuerto con paradas en Dongzhimen -líneas 2 y 13- y Sanyuanqiao -línea 10-, que es la manera más rápida de moverse entre las terminales y el centro. El precio, aun siendo 12 veces mayor que el billete sencillo -25 yuanes-, sigue siendo muy razonable.
Autobús
La red de autobuses urbanos es barata y no funciona mal, aunque la cantidad de líneas puede hacer confuso el recorrido. Además, las paradas se anuncian en voz alta, con lo que puede ser un problema si no se conoce la ciudad y no se consigue reconocer el nombre de la misma en chino. Están muy bien cuando se hace un recorrido habitual y se conocen perfectamente los lugares de destino y origen, pero para el turista, quizá, resulte un poco difícil de manejar.
Tren
Las estaciones de tren son, sin duda, uno de los lugares más incómodos para visitar en China. La verdad es que las condiciones de conservación o instalaciones no son malas, pero las aglomeraciones de gente en las colas para comprar billetes o en las salas de espera las hacen tremendamente incómodas. Si hay alguna manera de conseguir el billete fuera de la estación, aunque sea pagando una comisión razonable, se recomienda encarecidamente.
Taxis
Finalmente, los taxis son, sin duda, la manera más cómoda de llegar a un punto a otro de la ciudad. No necesariamente la más rápida, dados los enormes atascos de tráfico, pero sí sirven para llegar a zonas donde el metro está algo alejado o para ir de puerta a puerta a sitios no conocidos. El precio es muy barato para el estándar occidental. Se cobra por kilómetro, con una tarifa de inicio de entre 10 y 12 yuanes que incluye los tres primeros kilómetros y, posteriormente, a unos 2 yuanes por kilómetro.
Por lo general, los taxistas de Pekín son bastante honrados y conectan el taxímetro sin problemas. Sin embargo, hay que tener en cuenta algunas particularidades. La primera, que la comunicación con ellos es difícil. Prácticamente ninguno de ellos se defiende en inglés, por lo que o se le indica el destino en chino o no comprenden. La solución, para este tipo de casos, es entregarle en un papel la dirección o el nombre del lugar escrito en caracteres chinos (en la recepción de los hoteles lo hacen sin problemas). Además, aunque nunca me pasó personalmente, algunos son reticentes con dirigirse a determinados destinos y se niegan a aceptar al pasajero y también cuentan que no es raro que no cojan a clientes si circulan en ese momento en la dirección contraria al destino, para lo que se les invita a cruzar la calle.
Sea como sea, el transporte público en Pekín es, por lo general, bastante eficaz para una ciudad tan inmensa y tan afectada por los atascos.